En medio de la divergencia entre Estados Unidos, la Unión Europea (UE) y los países emergentes, un pequeño grupo ministerial presidido por Indonesia, el país anfitrión, lleva reunido desde ayer para elaborar lo que se quiere llamar la “Hoja de Ruta de Bali”, si es que hay acuerdos suficientes. De Boer explicó que deberá terminar su cometido antes del mediodía de mañana, la jornada de la clausura, para que las delegaciones puedan leer y analizar con tiempo suficiente los documentos antes de aprobarlos.
“Estamos en una situación de todo o nada, si no logramos hacer aquí el trabajo necesario para el futuro, entonces todo se caerá como un castillo de naipes”, indicó el holandés De Boer.
Unas horas después volvía a comparecer ante la prensa, algo más optimista, para anunciar que el acuerdo en materia de transferencia de tecnología a las naciones emergentes se encontraba prácticamente cerrado.
La intención en este apartado es crear un mecanismo que supervise y delimite las capacidades de las naciones en vías de desarrollo para disponer de tecnología contra el calentamiento del planeta.
Se estudiarán las necesidades y se formularán propuestas concretas que cumplan con los requisitos de las instituciones financieras internacionales de acceso a ayudas, de tal forma que se consiga el objetivo de implicar en el proceso tanto al sector público como al privado.
En su segunda comparecencia, De Boer indicó que la cuestión de la aceptación por parte de EEUU de recortes de entre el 25 y el 40 por ciento a sus niveles de dióxido de carbono sigue incluida en el preámbulo del texto del borrador que se debate, pero no en el apartado de las obligaciones vinculantes, como exigen muchos países.
La delegación de EEUU encabezada por la subsecretaria norteamericana de Estado para la Democracia y los Asuntos Globales, Paula Dobriansky, quiere un acuerdo “flexible” y aceptó “un objetivo global de reducción de emisiones y planes nacionales que marquen objetivos a medio plazo”, pero no acciones concretas porque, en su opinión, hay tiempo. “No tenemos que resolver todos los asuntos ahora en Bali”, manifestó Dobriansky.
China e India, como líderes de las naciones en vías de desarrollo, atribuyeron la culpa del calentamiento global a Occidente sin hablar de sus propias responsabilidades.
Los países en vías de desarrollo, en general, consideran que las naciones ricas deben financiar la lucha contra el cambio climático y ayudarles a superar las consecuencias negativas de sus efectos, pues se consideran más vulnerables a éstos.
Por su parte, la Unión Europea, a través del ministro de Medio Ambiente alemán, Sigmar Gabriel, amenazó hoy con boicotear las próximas reuniones sobre el cambio climático, empezando por la que organizada EEUU en Honolulu (Hawai) el mes próximo, si Washington no aceptaba establecer topes a sus emisiones de gases contaminantes.
La UE ha ofrecido reducir sus niveles de emisiones de gases contaminantes en un 30 por ciento para 2020, si los demás países se comprometen a un esfuerzo igual.
Fuera de la tribuna oficial de oradores, el ex vicepresidente estadounidense y Nobel de la Paz, Al Gore, acusó hoy a su país de convertirse en el principal obstáculo al avance de las conversaciones en Bali y vaticinó que Washington cambiará de postura tras las elecciones de 2008. Gore defendió la adopción de límites específicos y obligatorios a las emisiones de gases contaminantes y adelantar en dos años, al 2010, el nuevo acuerdo sobre cambio climático que se empezará a negociar en 2008. “Debemos salir de aquí con un mandato claro. No podemos retroceder ya, es demasiado tarde”, afirmó Gore.
La “Hoja de Ruta de Bali” debería contener las bases de las negociaciones que se desarrollarán entre 2008 y 2009 para establecer un nuevo acuerdo contra el cambio climático que entre en vigor cuando acabe la primera fase del Protocolo de Kioto, en 2012.