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sábado, 13 de octubre de 2007

Mercado del carbono Chile-Suiza

Suiza también quiere aplicar el Protocolo de Kyoto y bajar sus emisiones contaminantes al 2012. Una forma de hacerlo es invirtiendo en proyectos que reduzcan el efecto invernadero en países en desarrollo, en particular de empresas helvéticas en Chile que participan en el denominado mercado del carbono.

La Confederación Helvética es hoy en día uno de los líderes en tecnologías del medio ambiente: su expulsión de gases de anhídrido carbónico está dentro de la media de los demás países de la Unión Europea y es uno de los más eficientes del mundo en términos energéticos. Razones de sobra para adherir, en 1997, al Protocolo de Kioto sobre el cambio climático. Ese acuerdo compromete a las naciones industrializadas a reducir sus emisiones en un promedio de 5,2% respecto de los niveles de 1990.

Para cumplir esa meta hasta 2012, uno de los tres mecanismos existentes es el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL), que permite a compañías de países desarrollados invertir en proyectos de reducción de emisiones en naciones en desarrollo. Si el proyecto cumple con todos los requisitos exigidos, podrá recibir un Certificado de Reducción de Emisiones (CERs), más conocido como 'créditos' o 'bonos de carbono'. A través de estos bonos, las empresas pueden contabilizar como propias esas reducciones —como si las hubiesen efectuado en sus países de origen— o incluso comerciarlas en los mercados de emisiones.

Dado que el cambio climático es un fenómeno que afecta a todo el planeta, se entiende que los proyectos destinados a disminuir emisiones contaminantes, independientemente del lugar en que se materialicen, van a beneficiar al mundo entero.

“De esta forma, los países desarrollados que no tienen la posibilidad de implementar en sus territorios ciertas medidas descontaminantes, pueden comprar los bonos que se generen en países en vías de crecimiento como el nuestro”, explica Paola Conca, Gerente de Medio Ambiente de ProChile, organismo de promoción de las exportaciones chilenas y responsable de promocionar proyectos nacionales para reducir los gases efecto invernadero. Con este sistema, agrega Conca, “ellos pueden ir cumpliendo con las cuotas de reducción comprometidas, ya que de lo contrario se arriesgan a pagar importantes multas”.

Paola Conca sostiene que Chile ofrece ventajas comparativas respecto de sus competidores regionales, “pues posee un ambiente de negocios interesante y atractivo para el sector privado, políticas públicas claras, instituciones sólidas, el nivel de riesgo-país más bajo de la región y una gran apertura económica y un sector privado confiable”. Otro logro que destaca Conca es la participación chilena, por 4º año consecutivo, en la Feria Internacional CarbonExpo de Alemania, durante la cual la Fundación Suiza del Céntimo Climático compró bonos de carbono a la empresa chilena Ignisterra, por su proyecto de biomasa Rusffin. La iniciativa tiene un alto impacto por su contribución al desarrollo sustentable, mejorando las condiciones ambientales y sociales de la comunidad de Aysén, en el extremo Sur del país. El proyecto pasó además por manos de Greenpeace, quienes lo alabaron y lo clasificaron como "destacable" para ser adquirido.

El mecanismo ha generado todo un sistema de intercambio comercial del que Suiza y Chile ya están participando. Jaime Eidelstein, director de EcoTrust, empresa suizo-chilena dedicada a la transacción internacional de bonos de carbono señala que “si bien en Chile, éste es un mercado incipiente, los proyectos realizados hasta ahora son de una envergadura profundamente interesante, teniendo en consideración los montos transados”.

Un proyecto de Nestlé Chile en 2003 se considera emblemático en la historia nacional de este mercado. Para emitir bonos, la filial local de la multinacional suiza ejecutó un proyecto de energía en la planta productora de Graneros, donde se pasó del uso de carbón al gas natural, logrando una reducción equivalente a 20.000 toneladas anuales de carbono.

Con inversión propia, la firma inició conversaciones directamente con la Organización de Naciones Unidas (ONU) para evaluar si la transformación en el uso de energía les permitía acogerse al protocolo. Buscaron un cliente potencial, que encontraron en Japón y comenzaron con el reemplazo de carbón por gas natural. Gracias al éxito del proyecto, hoy exploran otras áreas que les permitan aprovechar estos beneficios.

Según datos del Programa Medioambiental de las Naciones Unidas, en este momento Chile es el 5º mayor oferente a nivel mundial en bonos de carbono, después de India, China, Corea del Sur y Brasil. A nivel regional, ocupa el 3º lugar en número de proyectos, con un 7% de la oferta. A la fecha en el país se han transado 30 proyectos, los cuales podrían representar cifras cercanas a los US$ 210 millones.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

VENDO ISLA GUAFO EN CHILE
CON BONOS DE CARBON.

http://propiedadeschilesur.blogspot.com

Fernando Paredes B dijo...

BONOS DE CARBONOS EN LA ISLA GUAFO EN CHILE.
Un bosque típico del sur de Chile puede contener unos 400 m3 de madera por hectárea. Considerando una densidad básica de la madera de 0,5 ton/m3, en dicho volumen habría 200 toneladas de madera. De esas 200 toneladas, la mitad son moléculas de carbono, es decir habría 100 toneladas de Carbono por hectárea. Considerando la relación C/CO2 (= 3,67) y un factor de amplificación del 50 % por el carbono contenido en otros componentes del ecosistema (además de la madera del fuste: ramas, ramillas, carbono orgánico del suelo) se tiene que la cantidad de carbono por hectárea acumulado o capturado en n años alcanzaría a 550 ton CO2 por hectárea.


En 550 toneladas de CO2 por hectárea pagado a US$ 6 la tonelada por hectárea en 21.000 hectáreas de bosque nativo existente en la Isla Guafo de una superficie total de 30.000 hectareas, tendriamos como valor estimativo y aproximadamente de US$ 69.300.000 y 11.550.000 de toneladas de CO2 en las 21.000 hectareas en la Isla Guafo.

http://islaguafoenchile.blogspot.com