Así lo manifestó Ormazábal en la Comisión de Investigación Científica, Desarrollo e Innovación Tecnológica (I+D+i) del Senado español, en la que intervino para explicar las actividades del CERNER, un centro tecnológico con presencia activa comercial en cinco continentes.
Explicó que el centro ha desarrollado un Plan Estratégico 2008-2011, entre cuyas actividades citó el desarrollo de bioetanol con materiales residuales, la valorización de residuos agroalimentarios procedentes de industrias conserveras o la obtención de hidrógeno a partir de biomasa.
Consideró que en España: “tenemos una oportunidad tecnológica que no debemos perder para ser líderes en energías renovables, mediante el desarrollo de sistemas más eficientes que los actuales”. Para aprovechar ese liderazgo, hay que hacer entender al usuario que debe reinvertir una parte de los beneficios, "y si así no se hiciera, a lo mejor habría que hacerlo vía tarifaria".

Ormazábal señaló que la energía eólica es el departamento más dinámico del centro, ya que en España supone más del 70 por ciento de la producción de total de energías renovables. Consideró que la capacidad de potencia instalable en España no es muy grande, aunque defendió la importancia de que el país tenga el conocimiento tecnológico suficiente para poder instalar los parques eólicos fuera de sus fronteras.
Respecto a la energía fotovoltaica, explicó que ya se ha instalado el 85% de las previsiones de capacidad, por lo que "es posible que se produzca un parón en las instalaciones fotovoltaicas dentro de poco tiempo". Reconoció que se trata de "una energía cara y no va a poder ser barata en mucho tiempo", pero consideró que se debe hacer una lectura política de ello.
Dijo que, "cuando en un domicilio particular la energía cuesta lo mismo que un café al día, es imposible ahorrar energía", por lo que abogó por encarecerla como medio de lograr la eficiencia energética. Defendió la necesidad de que la obtención de energía a partir de biomasa sea sostenible y consideró una necesidad crucial separar los mercados alimentarios de los mercados energéticos.
Respecto a los cementerios eólicos, aseguró que el aspecto más preocupante es la propia pala de los molinos, aunque se trata de materiales que pueden tener uso en arquitectura bioclimática como elementos aislantes. Agregó que el CENER trabaja también en la evaluación energética de los edificios y en el desarrollo de sistemas bioclimáticos pasivos (aquellos que no consumen energía). Incidió en que el urbanismo —y no solo la vivienda— es una pieza clave en el consumo energético, por lo que ya se empieza a hablar de urbanismo bioclimático.
Ormazábal consideró que en este terreno hay una gran tarea por hacer, pero "el sector de la construcción no ha tenido ningún interés, aunque ahora empiezan a verle un poco las orejas al lobo".
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