
En una reunión que sostuvieron 23 representantes de organizaciones de investigación y conservación de cetáceos de América Latina con integrantes de la Comisión de Medio Ambiente del Senado —en la sede del parlamento de Chile, en la ciudad puerto de Valparaíso, a unos 120 kilómetros al Oeste de Santiago— los activistas solicitaron el apoyo oficial para su propuesta de crear un santuario ballenero en las aguas jurisdiccionales de este país antes de que sea sede de la próxima 60 Reunión Anual de la
Comisión Ballenera Internacional (CBI), acción que se suma a la carta enviada a la presidenta Michelle Bachelet la semana pasada por la Confederación de Pescadores Artesanales con los mismos fines.

El próximo encuentro de la CBI se realizará entre el 23 y el 27 de junio de 2008 en la capital chilena. Desde su creación en 1946 por los países firmantes de la
Convención Internacional para la Regulación de la Caza de Ballenas, será la tercera vez que se reúna en América Latina y la segunda, después de 23 años, en América del Sur.
En 1986, la CBI que está integrada por 78 países, acordó una moratoria a la caza comercial de todas las especies de ballenas, contravenida sólo por Noruega, que sigue cazando con propósitos comerciales en sus aguas, mientras Islandia y Japón mantienen esa práctica alegando fines científicos. En la reunión de mayo de este año, en Alaska, el bloque latinoamericano —que postula la prohibición total— estuvo compuesto por Argentina, Belice, Brasil, Chile, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, México, Nicaragua, Panamá y Perú, que representan 12,9 por ciento del total de votos.
México, a través de un decreto presidencial; y Panamá, mediante una ley, ya decretaron santuarios balleneros en sus aguas. Argentina y Brasil cuentan con legislaciones que prohíben la caza comercial y científica y el acoso intencional a los mamíferos marinos.

En Chile solo existe una medida de administración pesquera de carácter temporal que establece una veda extractiva hasta 2025. Se busca establecer en las 12 millas de aguas territoriales y en las 188 millas restantes de zona económica exclusiva de los países de la región un santuario para las ballenas, es decir, que se prohíba definitivamente la caza comercial y científica de las poblaciones de cetáceos que las habitan. De concretarse el proyecto, el santuario chileno sería de 5,4 millones de kilómetros cuadrados.
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